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"Naturaleza, piedra de esquisto, pueblo remoto"

Gondramaz es un lugar de una belleza natural perdida en el tiempo.
 Ello fue posible a expensas de las dificultades de acceso físico, que se impusieron hasta hace poco, cuando se arregló la carretera al pueblo.
El propio Miguel Torga, como médico que vive a pocos kilómetros, en el pueblo de Vila Nova, describió las dificultades para llegar a Gondramaz. El pueblo permaneció intacto hasta hace pocos años, y ahora se está restaurando poco a poco con todas las medidas y límites en su sitio, lo que lo convierte en un lugar especial donde se invita a los visitantes a viajar decenas de años atrás.

Gondramaz conserva la arquitectura de antaño, la flora de la multi-vegetación, la fauna de ciervos y zorros, así como el rejuvenecedor aire fresco de la cima de la montaña. Además de todos estos aspectos, todavía cuenta con algunos habitantes permanentes, como la conocida pastora Carminda, a la que podemos llamar la dueña del pueblo.

El Retiro de Gondramaz, con su superficie de 208m2, es un espacio amplio en comparación con las dimensiones de otras casas típicas de pueblos de esquisto. Esto se debe a que este retiro se originó en dos casas que posteriormente se unieron, con la calle que discurría por el medio dando paso a lo que hoy es el salón. 

El Retiro de Gondramaz conserva su estructura original, hecha de piedra maciza y tejas de montaña. El espacio ha sido recientemente restaurado por completo para ofrecer un ambiente acogedor y la comodidad a la que estamos acostumbrados hoy en día.

La combinación de este encantador pueblo y esta casa histórica para esta ubicación ofrece la oportunidad de tomar un descanso de la vida agitada de hoy y experimentar un retiro de paz y encanto.